Breaking bad se convirtió en todo un fenómeno de masas, los seguidores de Walter aprendieron algo sobre drogas sintéticas, aunque sea sólo un poco. El profesor de química fue capaz de crear toda una red de narcotráfico con sus conocimientos sobre la materia, y eso que sólo era profesor de química.
La ingeniería genética va un poco más allá, tanto para lo bueno como para lo malo. Es capaz de abaratar costes en medicamentos y permite una producción más limpia y eficiente. Pero todo ocurre como siempre, dependerá de cómo lo usemos. Con fines buenos o con fines malos.
Creando drogas con ingeniería genética
Sintetizar drogas con ingeniería genética es una posibilidad bastante realista. Así lo muestran algunos nuevos trabajos en investigación. En estos, los científicos han conseguido encontrar las piezas que faltaban de un puzzle que permitiría obtener drogas opiáceas a partir de una remesa de levaduras como la del pan o la cerveza. Una vez conseguidos los microorganismos adecuados, producir drogas con ingeniería genética es tan sencillo como fermentar un mosto. Todo lo que nos rodea ha sido modificado genéticamente, incluso el pan.
Ahora vamos al extremo de las drogas. Imaginad una planta de la que sacamos un compuesto antibiótico. Este compuesto se sintetiza gracias a una parte del ADN de la planta. Ahora, sacamos ese pedazo de ADN, el gen, y se lo introducimos a un microorganismo. Esto facilita muchísimo las cosas ya que mantener un tanque con estos microorganismos es mucho más sencillo que cuidar las plantas que producían el compuesto.
En búsqueda de la pureza
Y por si todo esto fuera poco, la pureza del producto suele ser mucho mayor ya que es más fácil refinar el producto así. Pero no todo es coser y cantar. Hasta ahora hemos hablado de productos naturales, que se dan en plantas, por ejemplo. Como los opiáceos, por ejemplo, la base de una increíble cantidad de drogas. Tampoco es algo tan sencillo. La producción natural de opiáceos, obtenidos a partir de la planta del opio hasta el momento, necesita de varios pasos bioquímicos en un microorganismo.
Tras muchos años de investigación, un grupo de científicos ha conseguido trazar los últimos pasos de la ruta. En concreto, formar reticulina a partir de tirosina. La reticulina es el punto de partida de otro camino por el cual un microorganismo puede llegar a sintetizar opiáceos fácilmente. Lo único que falta es unir todas las piezas del puzzle, con la mezcla adecuada de organismos o con ingeniería genética y ¡vòila! Tenemos nuestra propia fábrica casera de hacer drogas con ingeniería genética.
VIA I Hipertextual