Los perros ya no sirven en EE. UU. para luchar contra el narcotráfico. Las fuerzas policiales tienen otro as bajo la manga para luchar contra el tráfico de drogas: Los insectos.

Según un artículo publicado en Plos One cuenta las primeras pruebas en conseguir que los insectos rastreen droga. Los insectos utilizados fueron polillas, cucharachas y abejas. El estudio se basaba en la capacidad de cada uno de ellos en diferenciar las distintas sustancias. Las que consiguieron mejor resultado fueron las abejas.

Las pruebas se realizaron en el Laboratorio de Tecnología Criminal de Hesse (Alemania). Los investigadores han declarado que hay muchas razones por las que utilizar a las abejas, y no es sólo porque la legalización del cannabis esté confundiendo a los perros.

Ignorar el cannabis

La legalización de la marihuana en algunos estados de EE. UU. y también su despenalización está provocando que la «alerta» de un perro rastreador no motivo suficiente para permitir a la policía realizar un registro sin la autorización necesaria. Los perros tendrían que ignorar el cannabis y eso lleva mucho tiempo.

La alternativa es entrenar a insectos ya que sus antenas son más sensibles para detectar partículas volátiles. La cría de insectos supone un bajo coste, y condicionarles para que reaccionen ante ciertas sustancias es fácil y rápido. La capacidad de los insectos para detectar olores varía de una especie a otra, por lo tanto se deberán desarrollar protocolos específicos para las diferentes especies y para las diferentes drogas.

Además, el vínculo afectivo perro-humano provoca errores. Los insectos, sin embargo, no se contagian con los prejuicios humanos.

El condicionamiento de las abejas se llevó a cabo enseñándolas a evitar ciertos olores. Se les provocaba una descarga eléctrica suave en la presencia de olores como el de la heroína. En una situación real, los investigadores pueden poner 40 ó 50 abejas en una “cámara de vigilancia del comportamiento”.

Si hay droga cerca, las abejas irían en la dirección contraria. Los investigadores han concluido que aún queda mucha investigación para determinar el verdadero papel de las abejas en la lucha contra las drogas.

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