Hasta el día de hoy en cualquier máquina expendedora podríamos sacar chiches, patatas fritas, refrescos, chocolate, gominolas y hoy, marihuana. No en España, por supuesto. Así de sencillo lo tienen los californianos para poder adquirir marihuana en máquinas expendedoras, siempre y cuando sea con fines terapéuticos.
Estos nuevos artilugios presentan una estructura familiar: teclas con números impresos para elegir qué tipo de mercancía es la deseada, una ranura para introducir el importe y un espacio en su parte inferior para poder retirar el producto. Pero en esta ocasión, el interior es lo que cuenta.
No para todos los públicos
Una vez que el paciente ha recibido la receta médica para usar el cannabis, de forma legal y siempre por razones de salud, se le tomarán las huellas dactilares y será fotografiado para comenzar a usar este nuevo método de distribución de la marihuana, empleada aquí como fármaco.
Cumplimentados esos pasos, se les otorgará una tarjeta de prepago que les dará acceso a las máquinas. Esta herramienta servirá para administrar dosis extra cuando los pacientes las requieran. En la calle ya son conocidos por su acrónimo: los AVM («Anytime Vending Machines», algo así como las máquinas que venden en cualquier momento).
Hasta 11 estados de EE UU permiten el uso medicinal de la marihuana, principalmente para rebajar el dolor de numerosas enfermedades y abrir el apetito del paciente. Pero su empleo sigue resultando controvertido. El Gobierno de Estados Unidos no reconoce ningún uso legal de la marihuana, prohibida oficialmente en el país de acuerdo a la Ley de Sustancias Controladas de 1970.