La ciudad italiana de Castelbosco, al norte del país, inauguró el pasado mes de abril el ‘Museo de la Mierda‘, instalación ecosostenible que aprovecha los excrementos animales para generar energía y los sitúa como foco artístico.

La idea partió de Giantonino Lucatelli, emprendedor y propietario del recién estrenado museo, convencido de la necesidad de dar una utilidad a los cien mil kilos de excrementos que generan al año sus 2.500 vacas productoras de queso Grana Padano. Lucatelli decidió aunar en un mismo recinto la producción de leche y queso de sus animales con un proyecto “humano, natural, artístico y tecnológico” que busca además “dar a la mierda el valor que tiene” y romper los prejuicios al hablar de los excrementos.

Pocos fenómenos están tan llenos de complejidad material y conceptual como la historia cultural de la mierda

Museo de la mierda

El Museo de la Mierda de Castelbosco nace con la idea de recuperar todos los recursos que se utilizan en la ganadería vacuna basado en la cultura del no desperdicio.

Historia de los excrementos

la instalación agraria y cultural realiza un recorrido histórico por los usos medicinales que han tenido los excrementos para darles así el valor que merecen y muestra botes con distintas combinaciones de estiércol y plantas usadas para sanar enfermedades.

Pero va más allá y enseña también cómo es posible crear ladrillos con una gran capacidad aislante a partir de los excrementos de las vacas, combinando así recursos naturales, tecnología e innovación ecológica. Los excrementos son también el componente principal de pinturas y arcillas, además de la fuente de energía que utiliza toda la instalación para calentar los edificios y generar electricidad.

Museo caca

Todo ello lo cuenta el museo combinado con distintas muestras de arte contemporáneo, como fotografías, pinturas y dibujos que reflexionan sobre la naturaleza, la antropología, la ecología y el arte y muchas de las cuales tienen como componente principal los excrementos, como las “pinturas de mierda líquida“.

Lucatelli dijo que la idea “nació hace ya muchos años” y quedó materializada con la inauguración del museo, aunque auguró que “esto es solo el inicio” y quedan “muchas sorpresas por llegar“, porque seguirá experimentando. 

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